Todo comienza cuando la existencia se basó en el simple hecho de ser y el pensamiento humano ni su palabra ocupaban lugar en este mundo. Los ciclos del clima habían creado las estaciones y a su paso, un sin fin de criaturas y especies presenciaban la luz del sol y la oscuridad de la noche.
Para ese entonces la supervivencia nunca se superponía con el equilibrio de la vida, todo lo que desaparecía se transformaba para su evolución o volvía a ser parte de la tierra si ya no encontraba lugar en el mundo terrenal. Los arboles se alzaban majestuosos con raíces fuertes y cortezas duras, con ramas largas y con formas nunca antes imaginadas, podían llegar al cielo y tocar las nubes, porque el hermano sol, se los permitía.
Pero todo cambio cuando un nuevo sonido retumbo entre las montañas, los valles y los ríos. El llanto lo dotaba de presencia y de vida, era una extraña criatura. Las especies quedaron cautivadas con su belleza y su inocencia, era frágil, incapaz de cuidarse por si misma. Las montañas se alzaron sobre los cielos para protegerlo de los depredadores mas peligrosos. Los arboles se juntaron en grandes bosques para darle calor en los inviernos, y un individuo de cada raza, lo adopto como parte de su familia en cada etapa de su vida, para enseñarle a vivir y sobrevivir en la tierra.
Con el tiempo las razas se asombraron, la rara criatura aprendía lo que le servia, pero nunca se adaptaba en su totalidad a alguna especie. Los seres lo respetaron cuando aprendió a caminar en dos pies, a trepar por los arboles, sigiloso y atento en busca de presas para alimentarse.
Pero nadie, ni el árbol mas sabio, anticipó que a esta criatura se la había dotado con una cualidad única que nadie mas poseía, y ante el estimulo y la reacción, la cualidad despertó y se fortifico.
Fue así como el pensamiento encontró lugar en la tierra y a esta criatura se la reconoció como un humano, pero ya no era lo que las razas habían criado y enseñado.
Su dote de pensamiento le hizo entender que si cazaba una criatura para alimentarse podía cazar cuanta presa quisiera y que cuanto mas grande sea mas se alimentaria. Cuanto mas territorio poseía, menos peligros y mas aumentaba su grandeza en la tierra. Creció, dominó, y por encima de toda especie se reconoció.
Olvido el respeto hacia todo lo que lo rodeaba, era su entorno el que lo debía respetar. Se olvido que hace muchos años las montañas crecieron para cuidarlo de los peligros, se olvido que los arboles se unieron para cuidarlo del frió, y se olvido que toda raza que cazaba le había enseñado a sobrevivir y a vivir en equilibrio.
A esta se la denomino la primera era del hombre, el nacimiento, el desarrollo y su crecimiento. Su forma de empezar a ver y sentir y romper con todas las reglas de la naturaleza que existían antes de su presencia.
Pero la 1º regla de la naturaleza se basa en ciclos. Nada es eterno, nada vive por siempre, todo se transforma, y a esa criatura pronto le llegaría su fin y los espíritus de seguro lo castigarían por el daño que había causado.
Fue entonces cuando empezó a sentir que mas allá de su belleza, su cuerpo no respondía con el mismo resplandor que antes, su cuerpo también envejecía. Escalo las mas altas montañas, y cruzo las fronteras de todo lo que dominaba. Se adentro en nuevas tierras desconocidas y nuevos peligros, y allí consiguió salvar su especie, se encontró con otra humana, pero a simple vista se notaba la pureza de su corazón. El vio en ella, la belleza, la paz, la armonía, supo lo que era la suavidad y la dulzura de una voz, conoció lo que era la sensibilidad, la delicadeza, y lo profunda que podía ser una mirada.
Ella en el vio la fuerza, el coraje, el valor y la audacia para vivir. Juntos nacio el amor, juntos nació el deseo, y fue la única forma en que el hombre ablando su corazón, y reconoció el respeto por toda la creación.
Su amada le había enseñado que no era necesario matar para vivir, le enseño el don de la fertilidad en la naturaleza, y que habían otras cosas con que alimentarse.
Los últimos años de sus vidas, fue un alivio para el mundo entero, la paz duró todos esos años. Pero como la vida tiene ciclos y todo cambia la tranquilidad no tardo en quebrantarse.
Los humanos habían aprendido a vivir en armonía y enseñaron a sus hijos a vivir de igual manera, sin embargo continuaron procreando, expandiéndose de norte a sur, de este a oeste, hasta convertirse en la raza mas numerosa de todas, y he aquí cuando comienza la segunda era del hombre en nuestro mundo.........Continuara.