Mundo Épico.: 06/16/12

Salí del bosque aquella noche como parte de mi caminata diaria. Siempre me retrasaba y mis padres se preocupaban, pero esta vez me había atrasado más de lo normal. Y es que mis ojos no lograban comprender lo que veían ese día.
Había ayudado a una niña a recuperar su oso de peluche que un espíritu del bosque le había quitado para jugar. Con ese imprevisto tome otro camino de regreso a casa y cuando me encontré en las afueras del bosque, mire al cielo para contemplar la luna. No era precisamente estrellas y luna lo que mis ojos se encontraron, el cielo estaba nublado, pero entre las nubes logre divisar a lo lejos una extraña maza de tierra flotando en el aire. -Debo estar delirando- me dije. Es que no encontraba explicación lógica para un pedazo de tierra que desafía la gravedad y es que en realidad no pude ver claramente lo que era y las nubes se interponían hasta que ya no estaba.
Llegue a casa y sentado frente a la mesa junto a mis padres para comer, les explique el motivo de mi demora. Mi Padre hecho a reír, mi madre me miro alegre, contuvo la risa para no burlarse ella tampoco.
-Pero que cabeza tiene este chico- Dijo mi padre. -Una masa de tierra flotando en el aire jajajajaj. Déjame decirte que esos libros de tu abuelo te están haciendo mal a la cabeza, la fantasía no es real, y tanto leer te hace imaginar cosas que no son, y sino dime tu como una maza de tierra puede flotar-
Me sentí un tonto, imaginen su respuesta cuando me escucho contarle sobre la niña a la que ayude y el espíritu del bosque que le robo su peluche.
No era la primera vez que me sentía solo, las épocas eran duras y la mayoría de las personas no tenían tiempo ni ganas para los libros de fantasía, pero yo los amaba, y eso me alejaba de todos. ¿Es que acaso está mal creer en un mundo mejor que el nuestro?
Poco pude dormir esa noche con el recuerdo de aquel cielo nublado, a si que a la mañana siguiente me levante temprano y como de costumbre fui a devolverle a mi abuelo los libros de fantasía que había terminado. Él era quien de chico me enseño a interpretar las señales de la naturaleza, a conocer la magia del bosque y sus habitantes, me enseño a ver más allá de lo que los ojos humanos pueden reconocer, me enseño a ver con los ojos del alma y era la única persona a la que admiraba y con la que me entendía de estas cosas.
Recuerdo que llegue algo desanimado por la charla de la noche anterior, y mi abuelo noto enseguida que algo diferente me había pasado. Por lo general, iba muy entusiasmado a su casa en busca de un nuevo libro que me invitara a soñar e imaginar nuevas aventuras.
-¿Que te ha hecho perder la alegría el día de hoy?- Me pregunto asombrado.
-Lo de siempre abuelo, tanto libro de fantasía a mis padres le fastidia y me tildan de loco- Le respondí.
-Creo que hablamos muchas veces sobre eso, ¿paso algo más?- A un viejo sabio nunca se le escapa nada, así que le conté lo que había pasado, sabía que no se reiría pero desconocía su respuesta que no tardó en llegar.
-Puede que por la distancia hallas mal interpretado lo que viste- Hizo una pausa y retorno. -Sin embargo hay cosas que los ojos nunca pueden ver ¿Qué es lo que te dice tu corazón? Es decir, ¿Crees que fue real lo que viste?-
-Yo nunca te mentiría con estas cosas, sabes que sí, pero mi padre dice que tanto libro de fantasía me está haciendo delirar y empiezo a dudar de mi-
-Pues déjame contarte que no estas errado- Por una extraña razón me quede prestando atención, presentí que sabía más sobre lo que le había hablado y no me equivocaba.
-Lo que tu viste, eran más bien ruinas de lo que una vez fue un glorioso reino-
-¿Ósea que no alucine? Cuéntame que sabes- Ya me estaba entusiasmando como cuando abres la primera hoja de un libro y te atrapa por completo, esto tenía un extra, había sido real.
-En la era pasada el mundo espiritual y el mundo material se habían separado. El hombre se expandió por toda la tierra y domino cuanta especie pudo, los dragones no siempre fueron criaturas salvajes, el hombre los hizo enfrentar para su propio beneficio y como no le alcanzo los uso para sus batallas, se adentró en un letargo sueño, aquel en el que solo la ambición y la avaricia caben.
Se mataban entre sus propios hermanos por un poco de tierra y de poder, y justificaban sus matanzas en el nombre del honor y la lealtad. Pero a su paso abrieron las puertas del más allá, lugar en donde silencio y oscuridad descansan. Y cuando se les dio la oportunidad de entrar por todo el daño que el hombre causó, no dudaron en penetrar al mundo mortal.
A partir de ahí hay miles de historias para contar, tan antiguas como cruentas y despiadadas. El mal había tomado formas que nunca podrías imaginar. Tanto fue el caos, que los espíritus de la tierra tuvieron que intervenir, la guerra había llegado a los confines y amenazaba todo a su paso, ya no se reconocían entre las razas, fue una lucha a muerte por la sobrevivencia. Los bosques dejaron de permitir el paso a los humanos, muchos ríos desaparecieron, los inviernos se hacían más duros, al igual que el calor del verano. Fue entonces cuando la tierra uso su misma energía vital para armonizar a las razas, creo el reino de los cielos, hogar y refugio de los espíritus más puros que habían sido convocados para sumarse a la guerra y encerrar a la oscuridad y al silencio en las puertas del más allá.
Después de cientos de años de crueles batallas llego el final para las sombras y todas las criaturas que a su paso se formaron. Pero con ellas también termino una era del hombre y tuvo que pagar el precio de que la tierra despertara e interviniera por el daño que le habían causado.
En otra ocasión te contare mejor sobre esa era, el punto es que con el fin de la guerra los espíritus regresaron al reino de los cielos, pero con el correr del tiempo, la humanidad se olvidó de ellos, y es por eso que del reino solo quedan ruinas y algún que otro rumor aislado de algún campesino que lo vio flotar en el aire. Pero como pasaron tantos años y la humanidad tomo otro camino es normal que esa historia se halla perdido y que ni si quiera tus padres sepan de ella. Y es que con el tiempo y el materialismo del hombre la gente ya no puede ver la magia de este mundo ni a los seres que en ella habitan-
-¿Por qué no me lo habías contado antes?-
-Por qué estaba rogando que tu no fueras como tus padres y que puedas ver el reino de los cielos como antiguamente yo también vi-

Fue una de las ultimas historias que me contó mi abuelo, mis padres ya no están en esta vida, pero tengo una hermosa mujer e hijos con quienes compartir estas historias y como padre tengo el deber de seguir alimentando los sueños y las ilusiones de mis niños para que la magia nunca muera y para que el reino de los cielos siga existiendo.

Escrito por : Mundo Épico.