Los tiempos eran difíciles en tierras de Gadiak. Desde hacía unos años la paz se había extendido momentaneamente por estos lugares, pero la desaparición del príncipe había alterado esta calma.
Había ocurrido de noche, y la única señal de presencia externa eran los restos de la guardia, que yacían exparcidos a lo largo de la fastuosa estancia.
Los sabios dictaminaron que la mordedura era obra de un fergrum, criaturas que vivían en el bosque desde que los humanos ocuparan estas tierras. Esta raza apenas había sido problemática tiempo atrás, tan sólo se había presenciado agresiones aisladas, debidas a la temeridad del asesinado. Sin embargo, se pagaban muy caras, y los fergrum habían terminado por ser dominados por completo.
Todo presagiaba una unión de esa raza inferior, y como venganza a los tratos infligidos, se había producido el rapto del príncipe.
Oleadas de bravos guerreros salieron en su busca, dejando la fortaleza totalmente desprotegida.
Los caballeros negros, muy diestros en el arte del rastreo, dieron con una gran manada de fergrum, aniquilándolos a todos. Esto desencadenó la guerra.
Los dragones de escamas rojas se unieron a los fergrum, pues estos animales legendarios veían injusto el traro que les daban los humanos. Los dragones de garra negra se unieron a los humanos, pues eran eternos enemigos de los dragones de escama roja.
Mientras tanto, el castillo fue asaltado, el pueblo fue hecho prisionero y los pocos habitantes del castillo fueron sometidos, mientras que alguien paseaba tranquilamente por los pasillos.
La guerra fuera era cruenta, tanto criaturas como humanos iban muriendo, no sin antes luchar hasta su último aliento. Los dragones se batían entre ellos, mitad por esta guerra, mitad por disputas anteriores. La sangre de los dragones bañaba a los combatientes y a los cadáveres. El río que cruzaba el bosque se tiñó de carmesí. Por otro lado, alguien iba probando comida de la mesa del rey y sus comensales.
Un caballero negro atravesó con su lanza la herida de un dragón de escama roja, este intentó atacar matando a decenas de fergrum. Pasó a convertirse en una guerra de todos contra todos.
Los muertos se multiplicaban, pocas esperanzas le quedaban al rey de encontrar a su hijo. Eso supuso una desesperación mayor, lucharon con todas sus fuerzas. Los dragones caían también, desangrados por sus múltiples heridas. A palacio llegó un mensajero dando una noticia que alegró a alguien, que fue caminando lentamente hasta el trono.
Tan sólo quedaban dos dragones, y cuando uno de ellos cayó mató a cientos de guerreros y fergrum que luchaban abajo. El último se fue desangrándose hacia el norte. El rey luchaba con un atisbo de esperanza, de repente se dio cuenta de que sus dos protectores habían desaparecido, y una lanza lo atravesó. Sus últimas palabras fueron: “lo siento, hijo”. Todos habían muerto, y el príncipe perdido se sentaba en estos momentos en el trono, orgulloso de que su padre y todo su pueblo habían muerto por él.
Aclaración: Esta obra pertenece a un concurso de fantasía la cual resulto ser la ganadora. Agradecemos a sus respectivos autores por tan magnifica historia.
Bienvenidos
Es momento para volver a hablar con las piedras, plantas, animales; de reencontrar la vinculación sagrada con las montañas, los ríos, las cascadas, los valles; para recuperar la conexión con el espíritu del agua, del fuego, del viento, de la tierra; para reencontrarse con los procesos de acrecentamiento de la conciencia y adentrarse a otras realidades invisibles, para desempolvar de la mente todo la ciencia y tecnología material y sutil desarrolladas por los abuelos, para vivenciar el reencuentro telúrico con todos los seres, para reiniciarse en los procesos de fusión cósmica....
Es momento de hacer rituales que den significado a los actos. Es momento de lo sagrado que no es otra cosa que el significado mismo que le otorgamos a las cosas que valoramos.
Es momento de hacer rituales que den significado a los actos. Es momento de lo sagrado que no es otra cosa que el significado mismo que le otorgamos a las cosas que valoramos.
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